Ahora sueño casi todas las noches con eso.
De diversas formas, al final es casi el mismo sueño. Cambian los personajes o los lugares, pero el argumento es el mismo.
Yo, parada frente a 5 viejos hueones, exponiendo mi proyecto de título. Al final nunca llego al desenlace. Siempre me despierto en el momento de mayor deseperación, que es cuando me preguntan algo (que no siempre es lo mismo) y me quedo en blanco.
Que enfermo, ¿no?.... Estoy obsesionada.
Mi última conversación con O.choa se trató de mi pobre capacidad para dibujar, casi llegando al punto de: mi poca capacidad como diseñadora. Así, tal cual.
Gracias, O.choa por guiarme tanto como profesor guía y por esforzarte en subirme la moral, aunque esté plenamente conciente de que odio esta carrera de mierda que se me ocurrió estudiar, y en consecuencia, también odio este proyecto de título, que parace ser de otra persona.
Yo me cambié de cuerpo, o alguien cambió de cabezas y por eso estamos haciendo proyectos que no nos corresponden.
¿Donde estará mi cabeza?
Seguramente en el cuerpo de una chica que debe estar sufriendo en Buenos Aires, estudiando repostería y soñando con ser diseñadora.
Quiero mi cabeza de vuelta.
Mis consuelos semanales son planear uno que otro menú, para lo que sea. Invento reuniones, sólo para estar un par de horas en la cocina.
Estuve en cama resfriada. ¿Y saben qué hice? Me leí todos mis libros de cocina. Leí todas las recetas, paso a paso y me las imaginé y pensé cuándo sería una buena oportunidad de prepararlas. Traté de memorizar algunas y aprendí un par de técnicas que ignoraba.
Después, aterrizando forzozamente digamos, me doy cuenta de que recién llegué al Himalaya y que aún no empiezo a subir el Everest.
Porque eso es para mi esta etapa. Un Everest 27894047830 veces más grande.
Es una contradicción. Se lo que están pensando. "Pero Lola, si terminas luego esto, puedes hacer lo otro"
Como si no lo supiera. Creo que más certeza de que tengo dos ojos, es la que tengo acerca de esa afirmación.
Lo se, queridos lectores, sólo que necesito un hada madrina que me conceda un par de deseos: un proyecto terminado, listo, empastado, subido a internet y funcionando y una nota azul, para luego retirarme con un carro alegórico y un megáfono de esa Facultad de mierda, gitando:
¡¡¡¡ hasta nunca viejos rec...... !!!!
Y listo.
Por ahora, sólo me resta agarrar mis instrumentos de alpinismo, y empezar a subir la montaña que tengo por delante.
Los espero arriba. En mi restaurant.

PD.: este es un relato de la vida real. Todas las opiniones vertidas son de mi absoluta propiedad intelectual y propias de mi actual dispersión.
3 comentarios:
igual na que ver que cortís los garabatos, es mejor decirlo VIEJOS RECULIAOS
pucha siempre cuesta mas cuando se va llegando al final
pero ANIMO y SUERTE
sigue en pie lo del viernes?
el link de mi blog esta malooooo
no se pq... pero no llega acá.. raro...
lo de los sueños es normal... yo con seminario sufri eso como por 1 o 2 meses...
y mientras más te acerques a la fecha más sueñas.
Pero como estás soñando puedes hacerle una torta y pasar igual.. jaja
:1
quiero puro conocer a och.oa debe ser un pobre weon.
Publicar un comentario