Blogueando en clave.

Bueno.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...dice la canción.

Y me doy sorpresas a mi misma, todo el rato. Me sorprendo pensando en cosas que nunca creí que llegaría a pensar, como por ejemplo, tomar el título para Diciembre.

Es una decisión práctica. De plazos, digamos. O más bien, realista.

Osho.a ya está al tanto y si antes fue despectivo y desagradable, esta vez fue conciliador y casi paternal. Me tapó de consejos, que es lo que mejor sabe hacer y le encanta... igual tenía razón en casi todo. La solución es más que sencilla, en todo caso.

No tengo miedo, ni arrepentimientos de último minuto. Estoy más que convencida de lo que decidí y casi duermo mejor por las noches.

Esto fue el viernes pasado.

Eeeen fin...

Ese mismo día, pero en la noche, estaba dispuesta a una instancia de esparcimiento, que se dio sola.
Sin grandes expectativas, de pronto todo se fue tornando más interesante.

Luego de varios cocteles, me invitaron al Clandes.tino. Gratis.

Muchos comentarios había escuchado al respecto de ese lugar, pero jamás había puesto una pata cerca de la entrada.
El lugar. No recuerdo muy bien, pero es chico. Igual con tanta gente apretujada, es difícil calcular espacios y proporciones.

Harta gente había. Muchos hombres, de hecho...casi puros hombres. Y todo el mundo trataba de bailar de la manera más digna posible, osea poniéndo su mejor cara, la mejor pose, lo cual es realmente un desafío si tienes a 4 personas pegadas al lado tratando de hacer lo mismo.

Cuando entré, miré hacia la izquierda y lo primero que veo es una cara conocida. Ahora deberían empezar las claves de este post. Realmente no se cómo explicar quien era sin que se cache... a ver... chico de la fa.u, casi alumno forever, osea lo cacho desde que entré a estudiar el 2000. Alto, flaco, ondero y jamás lo he escuchado hablar en serio. Llamésmolo D.

Al rato, estaba haciendo la eterna fila del baño, que más que fila, era una acumulación de personas y entraba primero, el menos ebrio, osea el que tuviera sus reflejos un poco más despiertos. Justo en este intertanto, aparece el chico D a meterme conversa, de esas medias inconexas que lo caracterizan.
A los cinco minutos, me di cuenta de que me estaba joteando. Por lo que empecé a planear mi huída. Igual era super toing, porque lo conozco hace ene tiempo y jamás pensé que enfrentaría una situación así con él.
Logré entrar al baño, jurando que me desharía del chico D...pero no, estaba ahí cuando salí.
El joteo prosiguió hasta que decidí despedirme definitivamente. Creo que como modalidad "deseperación por agarrarse a quien sea", el hueón me dice: pero quédate, yo te voy a dejar...es que tu siempre me has gustado.
¿Ah si? ...bueno, me tengo que ir. No nos volvimos a encontrar.

Pareciera ser que las idas al baño en el Clandes.tino, están calculadas para que sea una instancia de joteo colectivo.
Mucho rato después, fui de nuevo al baño. A los dos segundos aparece un chico X, que llamaremos Cerat.i, porque se parecía caleta.
No entraré en detalles de la conversación cliché porpia del joteo, que sostuvimos. Lo que si mencionaré es que nunca lo miré mientras hablábamos, así como tratando de que se aburriera. Sin embargo, mi táctica se fue a la punta del cerro, cuando lo miré por un pequeño instante, y caché que tenía un ojo de vidrio.
La hueá fue super bizarra al principio, porque lo primero que percibí fue una especie de destello que provenía de su ojo derecho. Como el que tenían los Replicantes de Blade Runner. Igual me urjí . En mi estado etílico se me pasó por la cabeza que era un replicante de verdad y que tenía que sacar mis pistolas y matarlo.
No podía dejar de mirar su ojo, era terrible. Como cuando alguien tiene estrabismo o un pedazo de perejil en el diente.
El Replicante quería entrar conmigo al baño. Ahí si que debí llamar al agente Deckard para que lo dejara como colador.
En vista de tan similar situación ( a la que relate con el chico fib.ra) hice exactamente lo mismo: huir. Igual tuve ciertos dilemas existenciales, por un par de segundos: ¿seré perna? ¿soy fome? ¿debería agarrarme al replicante?

Al final decidí despedirme al estilo Cenicienta: le dije que debía irme, porque me espereban mis amigos, pero que tal vez algún día volveríamos a vernos (si, claro) y pa no dejarlo pagando, le di un beso casto y devoto y me alejé corriendo hacia el horizonte.

Hace tiempo que no hacía algo así. Pero aún no logro responderme a mi misma por qué me causa tanta disonancia.

Tal vez realmente soy perna. En el fondo.