El bunker nazi.

(Este post lo empecé el pasado jueves, tipo 10 am)

Me acabo de despertar, es mi hora del día más idiota.
Los que me conocen bien, lo saben.

Otros que no lo saben, cuidado.

Se me pasa, eso si.
Después de un promedio de 2 horas, apróximadamente. Generalmente después del desayuno y tras haberme duchado. Es como que me exorcizara de espíritu enojón que se mete en mi cuando duermo.

Ayer no se me pasó nunca. A veces ando con espíritu enojón, todo el día. No se que es lo que no funciona o el paso que me salto, que no resulta.
Ayer fue un día mal. Raro y desagradable.

Empezó con una nefasta clase de aeróbica en la sala asignada en la facultad de artes...como les contaba. Llegué temprano, ... ultra temprano. Para poder asignarme un espacio digno en el cual desenvolverme.

Entré (osea, logré entrar) porque no habia nadie (todavía).

En vez de steps, la profe nos dijo que usáramos colchonetas.

La diferencia entre ambos objetos, no puede ser más abismal: los steps son cajones rígidos de unos 12 cm. de altura, aprox. que permiten un trabajo similar al de subir y bajar escaleras. Después de 40 minutos de ejercicios con estas cosas, quedai con glúteos de acero. Por otro lado, las colchonetas son... colchonetas, de no más de 7 cm. de altura y blaaaandas. Es como usar...nada.
Pero yo entendí a la profe, cuya decepción es casi tan terrible como la de sus alumnas.

Hacer la clase en esta sala es casi tan deprimente como vivir en el bunker de Hitler. De hecho se parece caleta. Ya estoy viendo que el viernes, como una forma de terminar con el sufrimiento, la profe nos reparta a todas una ampolla de cianuro.

Bueno.
Aparte del asunto de las colchonetas, de pronto la sala empezó a llenarse y a llenarse...hasta el punto en que si estiraba un brazo, me topaba todo el rato con la hueona de al lado. Y vice versa.
Y también sentía que me topaban en la espalda, en la cabeza, yo sin querer hacía lo mismo, y así... llegó un momento en todas se topaban entre sí. Era la fiesta de los topones.
Y fue tanta la hueá, que se empezaron a escuchar risas.

Pasó media hora de esta tortura (para mi paciencia), cuando decidí definitivamente, irme.
(Y no vengo más a esta hueá...pensé).

El viernes pasado, a las 12 clavadas estaba ahí con mi tenida deportiva.

- Profe, las clases no están funcionando, apenas logro cansarme...- Reclamó alguien por ahí.
- Estamos viendo la posibilidad de que nos pasen otra sala, ... no se preocupen, apenas se sepa algo les aviso. Ahora vamos a hacer una clase bien power para recuperar el tiempo perdido...- Dijo la profe con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡eeeeee!!!!- Exclamaron... casi todos.

Bueno, resulta que hoy es domingo y a consecuencia de 761634876 sentadillas (entre otros denominados "power" ejercicios), todavía no puedo caminar normalmente, apenas puedo agacharme o flectar dignamente mis piernas.

Igual funcionan las clases del búnker, pero estaré más feliz si se cambian...no es nada agradable irse toda transpirada pa la casa, y menos si de pronto me encuentro de cara con el guapo del violín....

Mañana tendré que ir si o si a la clase, aunque haya una guerra nuclear en el centro por ser 11 de septiembre, y todo porque ayer tuvimos un almuerzo en mi casa, digno de Roma Imperial para 11 personas:

- Entrada: Alcachofas a la vinagreta
- De fondo: Ñoquis con salsa boloñesa
- Postre: kuchen de leche asada o helado de tres leches o huesillos al jugo o un poco de cada uno.

Quedamos mal.

Más en la tarde sólo quedamos Re.no, Ale Rubia y yo. Lo pasamos bien en ese rato porque se había acabado el aletargamiento y Re.no se sometió a un arriesgado cambio de look bajo mi responsabilidad.

Ahora voy a ir a masajearme los muslos a ver si logro quedar apta para resistir aeróbica mañana, porque al paso que voy, capaz que no pueda ni llegar al Conservatorio, a menos que me vya flotando.